RECONSTRUCCIÓN FACIAL A PARTIR DE LOS CRÁNEOS DE GUABAS (MASCULINO) Y PALMIRA (FEMENINO) José Vicente Rodríguez C. Financiación: INCIVA Año:1989 OBJETIVOS Reconstruir el aspecto del rostro del hombre de Guabas y la mujer de Palmira a partir de un cráneo masculino hallado en Guabas, municipio de Guacarí, por los arqueólogos Carlos A. Rodríguez y Carlos H. Illera en el año 1981, pertenecientes a la cultura Guabas de los siglos X - XII D.C.; y un cráneo femenino hallado durante labores de construcción de alcantarillado del barrio Zamorano del municipio de Palmira, Valle, en diciembre de 1987, perteneciente a la cultura Quebradaseca tardío de los siglos X - XVI D.C., los cuales se conservaban en el laboratorio del Museo Arqueológico Calima-Darién. METODOLOGÍA. W. His fue el primero quien a fines del siglo XIX utilizó el grosor de los tegumentos medidos en 24 cadáveres masculinos y cuatro femeninos para restaurar el rostro de Johann Sebastian Bach. Posteriormente J. Kollman y W. Buchly añadieron las medidas de 21 individuos masculinos y cuatro femeninos. La descripción de las medidas y sus valores las incluye W. M. Krogmann (1962) en su obra “The Human Skeleton in Forensic Medicine” (pp 244-276). Actualmente los antropólogos forenses norteamericanos utilizan la técnica de Krogmann y la colección de máscaras asociadas a cráneos de la Terry Collection en calidad de guía para elaborar las reconstrucciones, advirtiendo no obstante, que los resultados son insatisfactorios. En la URSS la disección de cadáveres, el estudio de radiografías tanto en vivo como en cadáveres, el empleo del radar ultrasónico oftalmológico y la estereografía del relieve topográfico de la cara han conformado toda una serie de elementos que permiten reconstruir la morfología de los tejidos blandos del cráneo. Las bases metodológicas de la reconstrucción plástica antropológica de la escuela soviética fueron aportadas por Mijail M. Guerasimov en su “Vostanovlenie Litza po cherepu. Sovremenii y iskopaemi chelokev” (1955) desarrolladas y perfeccionadas por su continuadora y actual directora del laboratorio de reconstrucción plástica del Instituto de Etnografía de la Academia de Ciencias de la URSS, doctora Gama Viacheslavovna Lebedinskaya (1957, 1979, 1982, 1984). El autor de este proyecto, gracias al esfuerzo pedagógico y a la encomiable labor de la doctora Galina Lebedinskaya, estudió su metodología en el transcurso de los años 1981-1982 conjuntamente con T.S. Balueva, habiendo elaborado tres esculturas históricas (mujer esquimal, mujer inca, ukraniano del siglo XVII). LA RECONSTRUCCIÓN DE LOS RASGOS FAÇIALES DE LA POBLACIÓN ABORIGEN DEL VALLE DEL CAUCA: La penuria documental sobre el Valle del Cauca durante el siglo XVI, especialmente sobre los indígenas que lo poblaban, se aprecia en los pocos documentos dejados a la posteridad por Pedro de Cieza de León, Juan de Castellanos, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, Jorge Robledo, Sebastián de Belalcázar y otros. Los informes son imprecisos y se refieren generalmente a algunos nombres de tribus, su ubicación geográfica, relaciones políticas, descripción del medio ambiente y de fuentes alimenticias. Se hace especial énfasis en describir la cruenta y horripilante costumbre del supuesto canibalismo de las tribus de la hoya caucana, justificando con esta tergiversación de los acontecimientos prehispánicos su posterior aniquilamiento. Este último fenómeno fue tan generalizado, que actualmente el departamento del Valle del Cauca se puede considerar, en su estructura genético-morfológica, de composición mestiza. Así, podemos apreciar que prácticamente la única fuente adecuada para reconstruir el aspecto físico de los nativos vallecaucanos la constituyen los esqueletos exhumados durante las excavaciones arqueológicas dc este territorio. No obstante, a pesar de la intensa labor arqueológica llevada a cabo en tumbas por los investigadores tanto del INCIVA como de otras instituciones, los resultados han sido muy pobres en restos óseos, como consecuencia de la alta acidez de los suelos que destruye los tejidos del cuerpo humano. Por esta razón, de toda la colección del Museo Arqueológico Calima, Darién, Valle, se pudieron obtener solamente dos cráneos en buen estado, que se convirtieron en nuestro objeto de estudio para la reconstrucción de los rasgos faciales a partir del cráneo. RECONSTRUCCIÓN DEL HOMBRE DE GUABAS: A juzgar por las principales medidas craneométricas, se colige que la cabeza es muy redonda y alta (hiperbraquicránea) como consecuencia de la deformación cultural. La frente es vertical y ancha con arcos superficiales muy prominentes. El rostro se destaca por ser muy ancho y alto, de pómulos salientes. La región orbital es ancha y de altura media. El corte de los ojos a juzgar por la ubicación de los ligamentos parpebrales es ligeramente oblicuo; el párpado superior carece de pliegue epicántico aunque el repliegue palpebral se aprecia ligeramente. La nariz en su raíz es bastante deprimida; el dorso se caracteriza por ser bastante prominente, convexo, tipo 12-13 de la escala de Martín, su punta se encuentra ligeramente inclinada hacia abajo aunque sin ser aguda. La altura es significativa, mientras que la anchura incluyendo los cartílagos nasales puede oscilar según datos de indígenas colombianos (Marquer-Lehman, 1963), entre 39-41 mm. El philtrum se caracteriza por ser más bien ancho y deprimido; los labios no son gruesos aunque los tegumentos del labio superior presentan forma convexa por la prominencia de la juga alveolaria de los incisivos mediales. La oclusión es psalidontal lo que indica una ligera superposición del labio superior sobre el inferior. El tegumento del labio inferior se deprime a nivel del límite entre la juga alveolar de los incisivos y el mentón, aunque sin observar la depresión típica caucasoide (mentón promincnte). La mandíbula es robusta, con mentón alto y redondo. La rama ascendente a nivel del gonión observa un ángulo casi recto. El cuello es muy vigoroso lo que indica músculos trapecio, esternocleidomastoideo y por ende deltoide muy desarrollados, reflejando una fuerte actividad muscular de este individuo, quizás por portar cargas pesadas sobre los hombros o por el manejo de la macana. En lo que respecta a patología cabe subrayar que la constitución del tejido óseo sugiere una buena salud como producto de una dieta balanceada. A nivel dental presenta caries en el tercer molar inferior izquierdo. No obstante las leves líneas hipoplásicas en los incisivos superiores denotan períodos infantiles de estrés alimenticio. La falta de higiene dental le produjo acumulación de cálculos y leve enfermedad periodontal. El cabello de los indígenas es lacio, grueso y recto. Generalmente lo llevan corto, como se puede colegir de la cerámica y otras expresiones culturales (A. Grass, 1982). RECONSTRUCCIÓN DE LA MUJER DE PALMIRA: Individuo femenino de aproximadamente 40-45 años de edad. En el cráneo resalta un leve aplanamiento de área triangular a nivel del obelion, en la región lambdática. Este tipo de deformación lambdática es común en el altiplano cundiboyacense y se aprecia también en un ejemplar de Quinchana, San Agustín (Pérez de Barradas, 1938) que denominados “aplanamiento lambdaico deforma triangular”. La forma del cráneo es ultrabraqui-hipsi-tapenoicráneo, de anchuras muy significativas que alcanzan los máximos a nivel mundial. El frontal es vertical, ancho, stenometópico, es decir, angosto en comparación con la anchura craneal. El rostro se distingue por ser meseno, muy ancho, de altura media; sus pómulos los sobresalen significativamente, brindándole un aspecto bastante mongoloide en cuanto a este rasgo se refiere. Las órbitas, a pesar de ser de índice cameconco, se aproximan al máximo mundial según su anchura absoluta. Su conformación y parámetros métricos sugieren que los ojos presentan una leve inclinación y repliegue parpebral superior. La apertura piriforme se caracteriza por ser de anchura media y corta de altura. A juzgar por la conformación de la incisura nasalis, el dorso nasal es convexo y poco sobresaliente, según se puede colegir de la disposición de la spina nasalis anterior. El arco alveolar es ancho, braquiuránico y braquiestafílico, al igual que el paladar. En la mandíbula se puede observar una rama ascendente de anchura media, porción condular muy ancha; bigonial de anchura media. Dentro de la paleopatología de este ejemplar se destaca una avanzada enfermedad periodontal y agudo absceso en el incisivo medial superior derecho que produjo absorción y cavitación alveolar; proceso similar se aprecia en el primer molar superior izquierdo. En general el pésimo estado de salud dental contrasta con un tejido óseo que se encuentra en buen estado. En la reconstrucción de los rasgos faciales de este individuo no tuvimos en cuenta la pérdida de algunas piezas dentales ni el avanzado estado de atrición dental, por cuanto estos elementos configuran unos labios aplastados y envejecidos, incrementando aún más la edad aparente del individuo. Por esta razón, le reconstruimos los dientes en cera de abeja mezclada con pegante, con el fin de obtener una oclusión normal y una boca con labios más delineados. CONCLUSIONES La reconstrucción tanto gráfica como plástica constituyen un excelente elemento de reconocimiento fisonómico de individuos cuyas únicas evidencias disponibles la conforman los restos óseos. La reconstitución del rostro histórico contribuye a revivir la historia de las poblaciones pretéritas, enriqueciendo las salas de exhibición de sus huellas culturales directamente con el elemento humano forjador de esos monumentos, cerámica, cestería, etc. Las esculturas respectivas pueden apreciarse en los Museos de Ciencias Naturales de Cali y Arqueológico Calima en Darién, con las fotografías correspondientes. El informe final de la investigación, puede consultarse en la biblioteca del Inciva. Divulgación: –Rodríguez Cuenca, José Vicente 1990. Antropología física de la población indígena del Suroccidente Colombiano. Cespedesia Vol. XVI-X VII. No. 59: 18 1- 208. Cali. –Rodríguez Cuenca, José U. 1982. Informe preliminar de los estudios craneológicos de los cráneos de Guabas - Valle del Cauca, Colombia. Cespedesia Vol. XI: 145-149 - Cali.